«Un niño diabético no puede valerse por sí mismo hasta los seis años, tiene que depender siempre de un adulto». La Asociación Asturiana de Diabéticos (Asdico) quiere llamar la atención sobre la multitud de problemas que viven quienes padecen diabetes desde edades tempranas. Por ello anunciaron ayer en Gijón su intención de presentar ante la Consejería de Educación del Principado las 15.000 firmas recogidas hasta ahora para reclamar atención sanitaria para esta enfermedad en los centros educativos.
En cuestión de tres meses, Asdico ha logrado «5.000 rúbricas más de las necesarias» para solicitar al Gobierno regional que busque una solución a lo que «durante muchos años» ha sido un verdadero problema para escolares, profesores y familias: los educadores no están capacitados -ni es una de sus competencias- para la realización de glucemias, la prueba que mide el nivel de concentración de glucosa en sangre. Por este motivo no pueden atender correctamente a los alumnos que sufren un episodio de hipoglucemia o hiperglucemia -concentraciones inferiores o superiores al nivel normal de glucosa-. Estas situaciones deben tratarse rápidamente para evitar complicaciones. Además, es habitual que ocurran en el entorno educativo -las comidas a destiempo o demasiado ejercicio físico son factores desencadenantes- o cuando el joven no está bajo la supervisión de un adulto -dosis de insulina insuficiente o excesiva-.
Coordinación
Asdico tiene la vista puesta en las medidas para tratar la diabetes en edad escolar que aplican otras comunidades autónomas, como Madrid, Baleares o Extremadura. De hecho, ponen esta última como «ejemplo» de lo que debería ser ya una realidad en el Principado. El ‘Protocolo de atención al niño y al adolescente con diabetes en la escuela’, editado en 2010 por las consejerías de Sanidad y Educación de la Junta de Extremadura, detalla los diferentes mecanismos de coordinación entre las administraciones educativa y sanitaria, las asociaciones y las familias.
En este sentido, busca «capacitar a las personas del entorno educativo para que puedan atender de forma óptima a los estudiantes con diabetes», y evitar así la necesidad de desplazar personal sanitario a los colegios. Además, «proporciona a los miembros de la comunidad educativa seguridad jurídica y técnica en las actuaciones que desarrollen relacionadas con el niño o adolescente con diabetes», una de las principales razones que ahora esgrimen los educadores para negarse a tratar a niños con esta enfermedad. Así, deben ser los padres quienes acudan a los centros educativos para realizar las glucemias y suministrar dosis de insulina.
La iniciativa para recabar firmas en Asturias comenzó con el caso de la niña piloñesa de tres años Paula Mon. Su madre debía desplazarse hasta cinco veces al día al colegio para tratarla de forma adecuada y que la salud de la pequeña no se viera resentida.
Fuente: El Comercio